Fue en la madrugada del 16 de noviembre de 2020, cuando el huracán Iota tocó el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Un fenómeno que no suponía mayor riesgo para las islas, acabó por sorprender a todo el país cuando se acercó mucho más al archipiélago de lo que se había previsto y pasó de categoría 2 a categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, que mide la velocidad de los vientos.

En medio de la respuesta a una visita a Providencia, conocimos la historia de Kytziayanina Newball, una pequeña de 12 años, estudiante del tradicional colegio María Inmaculada, quien nos contó lo que vivió esa noche. “Lo que viví en este huracán el domingo 16 de noviembre del 2020, fue algo que me asustó mucho, lo pasé duro, el huracán nos robó la tranquilidad”.

“Es triste ver todo lo que sucedió, sin embargo, le doy gracias a Dios porque todos estamos vivos, porque mi familia y mis amigos están bien. Le doy gracias a Dios por mi familia, por mi hermana, por mis papás que tanto trabajan para salir adelante, por las casas que quedaron, porque en ellas nos hemos albergado”, dijo Kytziayanina.

Atención en emergencias

A las semanas de esta catástrofe, que dejó el 98% de la isla devastada y la infraestructura educativa en el suelo, un equipo de cinco profesionales de Save the Children Colombia, conformado por trabajadores sociales y docentes expertos en Educación en Emergencia, llegó a la isla para brindar atención psicosocial y recuperación emocional a la planta de profesores de Providencia.

Durante esta misión, el equipo también acompañó la visita de la Viceministra de Educación Constanza Alarcón; en donde mediante un diagnóstico sobre la afectación en las sedes educativas, se lograron identificar los tres puntos estratégicos, donde se está trabajando de manera articulada: espacio de San Felipe, espacio de Bomboná y el primer ejercicio de matriculatón.