En el marco del proyecto de asistencia humanitaria en el Departamento de Nariño financiado por Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de Estados Unidos; realizamos entrega de ayudas técnicas y de movilidad (sillas de ruedas neurológicas, activas, sillas de sedestación, férulas, gafas y caminador infantil) para niños y niñas con discapacidad de la zona urbana y rural del municipio de Tumaco y El charco en Nariño.
Esta vez dos historias un solo latir, son las vidas de Luisa Fernanda Castro y Diana Lorena Paz, dos adolescentes que empezaron sus vidas en medio de la discapacidad y pocas oportunidades, con una característica significativa, que deja grandes lecciones: miradas y sonrisas que comunican, en medio de la adversidad.
¡Luisa Fernanda Castro, una sonrisa que vale más que mil palabras!
De la vereda de El Llanaje, un pequeño lugar, ubicado en la zona rural del municipio de Tumaco Nariño, llegó Luisa Fernanda Castro, una adolescente de 12 años al barrio Unión Victoria, en la comuna 5 a la casa hogar de María Helena Landázuri una mujer de 58 años originaria de Tumaco, y con gran corazón. Ella a partir del 11 de junio de este año, tuvo el gran desafío de ser la cuidadora de Luisa Fernanda, adolescente con parálisis cerebral, que según la medicina, es un grupo de trastornos que afecta la capacidad de una persona para moverse, mantener el equilibrio y la postura. Siendo este el caso de Luisa, quien no camina, no habla “Yo le hablo a ella, simplemente escucha y con sus ojitos y su sonrisa, me responde y eso vale más que mil palabras” expresa su cuidadora, que desde que atiende de la adolescente, dice, es poco el contacto con la mamá, aunque a veces tienen charlas telefónicas, solo sabe que tiene 3 hijos más y que Luisa llegó a la casa hogar, con el objetivo de que fueran reconstruidos sus derechos vulnerados.
Aunque con la llegada de Luisa a la casa hogar, empezaron un proceso de pediatría para mejorar la calidad de vida, no todo marchaba muy bien, puesto que los días pasaban en la misma rutina, debido a la falta de una silla de ruedas,
“Luisa Fernanda, se levanta desde las 6 de la mañana, ella me escucha y de una se levanta, la baño, le doy el desayuno y la pongo en una colchoneta” así pasaban los días antes de tener, esta valiosa herramienta donada por Save the Children Colombia “la vida antes de la silla de ruedas, era difícil se me dificultaba sacarla, si la iba llevar a la esquina era difícil cargarla, ella es pesada tiene 12 años y sin silla de ruedas ella se aburría mucho, cuando recibimos, la donación de la silla, todo se volvió un poco más fácil, ahora la pongo en la silla la saco a pasear, la llevo al puesto de salud” dice María Helena, que desde que recibió la silla de ruedas, la ve sonreír más, quien también muestra un profundo agradecimiento con la fundación, la cual conoce desde hace mucho tiempo y viene trabajando de la mano con ella, brindando un acompañamiento oportuno, en situaciones difíciles “Save the Children, nunca nos ha dejado solos, incluso en situaciones como la pandemia, nos muestran su apoyo, con kits de aseo, de educación, con actividades, siempre han respaldado a la comunidad” concluye María.
Diana Lorena Paz: la cara de la independencia y alegría en medio de la parálisis
En el municipio de El Charco, ubicado en el departamento de Nariño, en la desembocadura del Río Tapaje, sobre el Océano Pacífico, se desarrolla la vida de Diana Lorena Paz, una adolescente de 13 años, que al nacer, fue diagnosticada con parálisis en sus piernas. Su entorno, lo conforman, su mamá Luz Yanidis Cuero que es madre soltera, cabeza de familia, debido a que su esposo murió, tiene la responsabilidad de responder no solo por Diana Lorena, sino también por 13 hijos más. Ella todos los días, sale a buscar el sustento de la familia, a través de su trabajo, que consiste en sacar la piangua “tengo que meter la mano para sacarla, eso es un animalito que vive en dos conchas, un alimento muy reconocido en el municipio, el cual se produce en forma de concha, de allí el nombre de este oficio. A veces saco 100 que son 10.000 pesos a veces 50 a veces nada. Salgo según como las aguas den, a veces de madrugada, a veces a las nueve, yo voy con unas amigas en canoa” explica Luz Yanidis, quien resalta en su hija Diana, una niña, alegre, colaboradora e independiente a pesar de su parálisis “ella, ayuda con las labores del cuidado del hogar, sentadita ayuda a barrer, a trapear, a lavar platos” un día normal en la vida de Diana Lorena, transcurre con sus hermanos, juegos y televisión (cuando se puede hacer recarga para poder visualizar algún canal) “ella nunca ha ido a la escuela, a mi realmente me queda duro llevarla al colegio, también no recibe terapias porque, no se cuenta con los recursos para esto y la única vez que la llevé, me la dejaron hospitalizada” manifiesta la madre de la menor.
Hace algunos meses, la vida de Diana Lorena cambió con la llegada de su silla de ruedas, donada por Save the Children “antes de la silla de ruedas, era muy trabajoso, teníamos que cargarla y caminar grandes recorridos con ella, que es bien pesada, con la silla de ruedas, ella se volvió más independiente, vive más alegre porque los piecitos ya no pasan tanto trabajo, ya no tiene que arrastrarse por el piso, para ir de un lado a otro, quiero agradecer, por todas las oportunidades que les han dado a mis hijos” resalta Luz Yanidis, que desde que conoció la fundación por medio de la escuela de sus otros hijos, siempre le ha brindado apoyo a su familia, desde los diferentes kits que han recibido, hasta los espacios generados para la educación como lo son los espacios amigables.
Luisa Fernanda Castro y Diana Lorena Paz, son dos adolescentes que desafían, día a día su discapacidad en medio de las adversidades y del contexto de la sociedad en donde viven, ya que muchos de sus derechos son vulnerados de manera generalizada. Estás dos adolescentes, representan a la gran mayoría de niños, niñas que viven en la pobreza y la discapacidad las cuales están relacionadas, en cuanto que la discapacidad muchas veces atrapa a las personas en la pobreza.
Por: María Fernanda Hernández, Asistente de Movilización Comunitaria – Emergencias. Apoyó: Miller Lady Preciado e Iván Hernández.